Aquí desde mi lecho tirado en una cama, con mis labios secos de la sed, mis manos sudorosas y cuerpo temblado de fiebre.
Entre las sombras grises oscuras y confusas que vagan por mi mente y aun con los ojos cerrados la veo venir.
Con su cuerpo delgado, así la veo entre las sombras frías que aun ven mis ojos.
Y con el ultimo aliento, grite fuerte tan fuerte, que el grito solo retumbo el los miedos de mi garganta ¿ERES TU MUERTE?
Si y con una voz tenue, dulce y frágil repitió, si soy yo la muerte.
Se sentó a mi lado, acaricio mi rostros, sus manos estaban tan frías que encendían la llama de mi espirito. Me dijo en voz muy baja al oído, he venido por ti.
Mi cuerpo empezó a temblar mas fuerte, no se si de la fiebre o el miedo, y le dije muerte solo un favor, donde esta ella.
Con una sonrisa larga sin respuesta me dijo llena de ternura, aquella ternura infinita que solo ella le tiene a los muertos, búscala en tu corazón porque en el de ella ya no estas.
Saque fuerzas, mis últimas fuerza y volví mi cabeza hacia su rostro, rostro que no veía, pero aun así, sentía su mirada, Le dije muerte ve y dile que me perdone dile que aun la amo.
La muerte en tono burlón exclamo, ¡la amas! Y se empezó a reír a carcajadas jajá, y las veces que la engañabas, la amabas, le grite dentro de mí, si solo era para probar mi amor por ella.
Muerte dile que me perdone, yo jamás quise hacerle daño, solo que por miedo a enamórame, me refugiaba en los brazos de otras, para probar mi sentimiento, sentimiento que manche con la tinta de la decepción y el sufrimiento.
Anda muerte corre hasta su puerta y llévale entre tus manos mis ultimas lagrimas.
Anda muerte corre hasta su ventana y rompe sus vidrios con mi ultimo suspiro.
Anda muerte corre a su regazo y ensordécela con el grito mudo de un te amo.
Apiádate de mí y llévame contigo, roba el alma a este cuerpo moribundo y arrástralo hasta su casa para desde el piso pedirle que me perdone.
La muerte solo seguía mirando y movía su rostro de un lado a otro, como que si no entendiera la situación.
Y me dijo otra vez al oído, perdonado estas, aquí en mis manos tengo el último aliento de tu amada, quien hace horas murió triste y llorando por el dolor que le causaste.
La muerte me miro una vez más y sin hablar, dijo Vive.
Y se fue alejando, teniendo como telón aquellas nubes grises, oscuras y frías.
Me senté en la cama y llorando y le dije gracias amiga mía me has devuelto a la vida para matarme segundo a segundo en ella.
Brayan Campos
24 de septiembre de 2006
La traición produce un dolor tan grande que muchas veces le deseamos hasta la muerte a quien no los ha causado, pero aun así no vale la pena, ensuciar nuestra alma con tan oscuro sentimiento. Quien traiciona tarde o temprano será traicionado y tendrá que vivir con la sombra de la duda y la hipocresía.
Brayan Campos
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