martes, 17 de noviembre de 2009

A Palabras Necias Oidos Sordos

En una escuela rural había un profesor comprometido y estricto, pero también muy justo y comprensivo. Al terminar el año escolar, uno de sus alumnos se le acercó y le dijo en forma desafiante y grosera:
—Profesor, mañana salimos de vacaciones, pero más que las vacaciones, me alegra que no tendré que escuchar sus tonterías ni verle la cara todos los días.
El alumno se mostraba arrogante y burlón, mientras esperaba la reacción ofendida y descontrolada del maestro.
Pero en cambio, él lo miro con serenidad y le contestó:
—Me alegro por ti, pero antes quiero que me respondas una pregunta: Cuando alguien te ofrece algo que no quieres, ¿lo recibes?
El alumno quedó desconcertado y sólo pudo contestar:
—Por supuesto que no.
—Entonces estamos de acuerdo, porque si alguien intenta ofenderme o me dice algo desagradable, yo estoy en mi derecho de aceptarlo o no.
—No entiendo que me quiere decir, replicó el alumno confundido.
—Muy sencillo, le dijo el profesor: Tú me estás entregando, con tu actitud y tus palabras, mucho resentimiento y desprecio. Si yo me ofendo y me pongo furioso,  estaría aceptando lo que me das. Muchacho, tu  frustración y resentimiento no los puedo recibir como si fueran un regalo porque no me interesa guardarlos. ¡Gracias, pero no! Yo no puedo controlar lo que tú llevas en tu corazón, pero sí lo que guardo en el mío”.

En estos días pensaba en que una de las mejores maneras de evitar que el malestar, el estrés o la tensión de otros nos penetre es tomando la decisión de no recibir aquello que nos entregan a través de sus comentarios, actitudes o actuaciones desequilibradas. En realidad, somos nosotros los que decidimos, en un momento dado, conectarnos con la rabia, la frustración, el miedo o el malestar de otra persona, a través del recuerdo, que muchas veces se activa en nosotros, de alguna vivencia del pasado. Inmediatamente se encienden nuestras emociones, nos afectamos y terminamos reaccionando de forma exagerada, porque no sólo lo hacemos hacia la persona que nos engancha emocionalmente en el momento, sino hacia todos aquellos que en el pasado se comportaron de la misma manera con nosotros.

Cuántas veces convertimos un evento sin importancia en una tragedia que nos impulsa a pelear y a distanciarnos de otra persona, sólo porque no somos capaces de reconocer que estamos cargados de recuerdos y heridas afectivas que todavía no hemos sanado…

¡Lo positivo es que podemos romper ese círculo vicioso en el que nos hemos sentido atrapados por tanto tiempo! Comencemos por comprender el estado de afectación en el que se encuentra la otra persona, y dejemos de tomar su actuación como una ofensa personal.  Así, lograremos sentirnos más tranquilos y claros mentalmente para escoger la mejor manera de responder o de actuar.  Muchas veces lo que necesita una persona ofuscada para calmarse y recuperar su balance es la compañía de alguien que, con mucha empatía, muestre tranquilidad e interés en ayudarle a solucionar aquello que le afecta o le preocupa en el momento.

Claves para suavizar 
las relaciones con otros

Piensa antes de actuar. Si alguien te ofende, te agrede o irrespeta, rompe el círculo y no actúes de la misma manera. Cuenta hasta cien o hasta quinientos si fuese necesario, y tómate unos minutos para pensar con calma en lo que debes hacer, para que esta situación no se te vuelva a presentar. 

Cuando reaccionas pierdes. Si te dejas enganchar emocionalmente y reaccionas, estás haciendo exactamente lo que el otro espera. Recuerda que para jugar emocionalmente se necesitan dos. Decide actuar con tu voluntad siempre de la mejor manera.

Sé dueño de tus emociones. Maneja tus emociones, no permitas que nada ni nadie te altere haciéndote perder el equilibrio o el entusiasmo con el que te levantaste por una cosa sin importancia.  Evita la compañía de personas que viven sembrando odio, temor o malos sentimientos hacia los demás y la vida. ¡No te dejes afectar!

Hazte respetar. Establece límites claros en tu relación con otras personas para evitar que te vuelvan a agredir, ofender o irrespetar. Hazlo sin rabia o sin violencia, con calma pero con firmeza, tanto en palabra como en acción.

No descargues con otros tu estrés o frustración. Eres  responsable por la manera en la que expresas lo que sientes y piensas. No te dejes llevar por la tensión o las emociones negativas…  Así evitarás reaccionar negativamente para afectar a las personas que más quieres y que generalmente no tienen nada que ver con lo que en realidad te afecta.
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Convencer a Otros

'Un gerente tuvo una discusión muy fuerte con el dueño de la compañía, pues fue responsabilizado injustamente de no haber logrado las metas esperadas debido a problemas ajenos a la empresa. Éste llegó a su casa de mal humor y gritó a su esposa porque no estaba lista la cena, ella quiso justificarse, pues se había dañado la cocina, pero él ni siquiera la escuchó. La señora fue a la cocina y gritó a la empleada porque la comida que estaba preparando no era su preferida, a pesar de que horas antes ella misma había elegido el menú. La empleada, que era una persona amorosa y comprensiva, no le reclamó su maltrato, sólo le sonrió mientras le decía: 'Señora, le prometo que mañana le haré su comida favorita y estará una hora antes de lo acostumbrado. Ahora discúlpeme, pero me gustaría cambiar las sábanas de su cama por unas más limpias y frescas, para que usted y su esposo puedan descansar en paz. No se preocupe, mañana se sentirá mejor. En ese momento se interrumpió el círculo de la intransigencia, al chocar contra la tolerancia, la comprensión, la inteligencia y el amor".
Hace poco, en una reunión se inició una discusión entre dos amigos. Cada uno le daba razones y explicaciones al otro para mostrarle que estaba equivocado. Cuando el tono de la discusión se elevó y comenzaron a gritarse, alguien trató de intervenir para calmarlos, pero lo callaron diciéndole que no se metiera. Al final, los dos quedaron enemistados y molestos y los demás quedamos con una sensación incómoda por lo sucedido.
Esto me hizo pensar en que a veces caemos en la trampa de querer demostrar que los otros están equivocados y que somos nosotros los que tenemos la razón. Nos sentimos tentados a apoderarnos de ella sin pensar en el costo que tendremos que pagar desde el punto de vista de la amistad, el dinero, el tiempo, la dignidad o la paz mental. El ego agrandado siempre quiere estar en lo cierto y se aferra a las ideas, opiniones y creencias por equivocadas que pudieran ser. El juego consiste en ser siempre dueños de la verdad, y en pensar y hacer notar que los demás están equivocados, sin considerar que de la misma manera en que no queremos estar de acuerdo con algunas personas, no todo el mundo debe estar de acuerdo con nosotros.
Hay muchas personas agresivas que están predispuestas a discutir, gritar y agredir a otras porque se creen dueños de la verdad. Toda su energía está concentrada en debatir y en tratar a toda costa de desacreditar las ideas y el planteamiento de los demás.
No vale la pena, de ninguna manera, vernos involucrados en una discusión que de seguro no nos llevará a ninguna parte; en la que no tenemos la posibilidad de convencer a nadie, por más importantes que sean los hechos y lo bien que expongamos nuestros argumentos. Además, poniendo en riesgo nuestra tranquilidad, seguridad, tiempo y energía.
Oponerte a ellas les dará más fuerza y agresividad. Nunca entenderán razones, y pondrán más resistencia cuando trates de influir con buenos argumentos en su forma de pensar y de actuar. Si tienes que dejar algo en claro, hazlo y déjalo así; evita insistir en una discusión estéril que, en lugar de llevarlos a establecer algún tipo de acuerdo o de solución, se convierta en una pelea entre las partes. Es más inteligente que aprendan por sí solos; la mejor manera de convencer a un cabeza dura de que está equivocado es dejar que se salga con la suya y se estrelle con sus consecuencias.
Siempre que te encuentres metido en una discusión, trata de salir lo más rápidamente de ella. Puede que sientas la tentación de seguir adelante, creyendo que hay posibilidad de convencer al otro. ¡No caigas en la trampa!
Dejar que alguien te moleste es permitir que te controle y que tenga poder sobre ti. Mantenerte sereno siempre te permitirá actuar de la mejor manera.
Muchas veces compartir la razón nos da la posibilidad de mantener una buena relación y de disfrutar de un mayor bienestar.
¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!
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El Poder Magico de la Comunicación

"Todos podemos ser maestros y discípulos a la vez, si estamos lo suficientemente abiertos y atentos para reconocerlo"
Cuando no logramos tener relaciones personales satisfactorias, casi siempre terminamos pensando que es por culpa de los demás. No nos damos cuenta de que, tal vez, sean nuestra actitud y comportamiento equivocados, lo que nos mantiene alejados de ellos. Asumimos que lo estamos haciendo bien, que somos muy competentes y que son las demás personas las que deben cambiar su postura.

¿Te sientes solo en medio de un mundo lleno de personas diferentes a ti? ¿Te parece que nadie te entiende? Cuando una situación se repite en nuestra vida más de un par de veces es porque todavía tenemos que algo que aprender a través de ella. Y si diferentes personas, en momentos y lugares distintos, nos hacen el mismo comentario negativo o se comportan con nosotros de la misma mala manera, es porque los atraemos a nuestra vida con nuestra actitud y nuestro comportamiento para resolver algún asunto pendiente, para aprender algo, para cambiar alguna creencia o programación mental o para soltar y pasar la página definitivamente. Todos podemos ser maestros y discípulos a la vez, si estamos lo suficientemente abiertos y atentos para reconocerlo; así, lograremos salir de las situaciones difíciles más fácilmente y sin que nos lastimen tan profundamente, habiendo aprendido algo nuevo.
Cuando te encuentres otra vez en la misma situación, pregúntate: ¿qué puedo aprender de lo que me está pasando? ¿Qué es lo que estoy haciendo para estar de nuevo en esta situación? Porque sólo entendiendo que somos parcialmente responsables de lo que vivimos, podemos iniciar un trabajo de autoobservación que nos lleve a encontrar aquellas actitudes, comentarios o comportamientos negativos que pudieran ser la causa de los problemas que tenemos con otras personas en el trabajo o en la vida cotidiana, para cambiarlos por otros que nos estimulen a tener mejores relaciones personales. Si actuamos con sinceridad, educación y buen humor, seguramente ampliaremos nuestro círculo de amistad.
Claves para mejorar nuestra comunicación

Elegir las palabras al momento de expresarnos. Tener claro el mensaje que deseamos enviar y escoger las palabras o las frases más adecuadas para hacerlo, evitará que digamos cosas sin pensar y que puedan ser interpretadas de una manera equivocada.
Cuidar el tono emocional en la voz. Es muy importante estar atentos para no acompañar nuestros comentarios con emociones negativas, cargadas con el estrés y la tensión de nuestros procesos personales. Recordemos que los demás no tienen nada que ver con lo que nos pasa en otras áreas de la vida.
Ser conscientes de la expresión corporal. Muchas veces la expresión de nuestro rostro dice más que muchas palabras. Relaja tu cara, afloja el entrecejo y aunque la conversación que vas a tener sea seria dibuja una media sonrisa en tu rostro para suavizar tu expresión. Relaja tu cuerpo y evita realizar movimientos involuntarios que delaten tu tensión.
Evita los comentarios personales. Si la conversación es sobre trabajo, evita mezclarla con comentarios personales. Cuídate de no usar frases ácidas o con un doble sentido. Es preferible encontrar un momento aparte para hablar con esa persona con la que tienes un desacuerdo, y solucionarlo directamente.
Revisa tu nivel de exigencia. A veces somos muy exigentes con nosotros mismos y con los demás. Es posible que sin ser conscientes de ello, les exijamos a las otras personas mucho más de lo que en realidad pueden dar. Por eso es importante reconocer y aceptar las características personales de los demás.
Acércate a los demás con una sonrisa. En lugar de esperar a que las otras personas tomen la iniciativa de acercarse a nosotros, usemos un comentario casual y positivo, una frase amable o un cumplido para propiciar un acercamiento. Recordemos que mantener una actitud positiva, optimista y entusiasta siempre nos ayudará a iniciar relaciones con más facilidad.
¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!
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La Importancia de decir "NO"

"Detrás de la incapacidad de decir 'no' se esconde una gran inseguridad, el temor a los conflictos, la búsqueda de aprobación y cariño y la necesidad de ser aceptados"
'Un mono muy bondadoso abría su corazón a todos los animales. Era cordial,
amable y compasivo. Un día conoció a una tortuga macho. Tortuga y mono pasaban horas conversando sobre temas muy diversos, compartían sobre filosofía, arte 
y espiritualidad. Pasaban muchas horas juntos. Pero la tortuga estaba casada… 
La tortuga hembra pidió explicaciones a su marido por pasar tantas horas fuera
de casa y éste le contó sobre su amigo. Entonces se sintió molesta, celosa
e ideó un plan perverso que puso en acción.

Una noche le dijo a su esposo: 'He adquirido una rara enfermedad y el médico me dijo que puedo morir si no me alimento con hígado de mono. Habla con ese compasivo amigo tuyo, no dudará en darnos el suyo para que la esposa de su amigo viva'. La tortuga fue a hablar con su amigo y le mintió diciendo: 'Mono, mi esposa quiere conocerte, ven a comer a nuestra casa'. Pero la tortuga no pudo resistir su conciencia y le contó la verdadera intención de despojarlo de su hígado. El mono
le dijo: 'Te compadezco amigo, tu mujer es perversa y eres un tonto al vivir con ella. Hasta aquí llegó nuestra amistad. Mientras ella te manipule y no aprendas a decir 'no', vive tu pesadilla y no vuelvas por aquí'".

Decir siempre que "sí" a lo que nos piden o quieren los demás, sobre todo a nuestros seres queridos, pareciera que nos libera de tener que tomar decisiones y nos hace ganar, en algunos casos, cierta aprobación y compañía, pero pagando un costo altísimo en pérdida de independencia, estima y balance emocional.

Todos sabemos decir la palabra "no". Pero, cuántas veces, después de analizar la invitación o la petición que nos hicieron, decidimos que no aceptaremos y, al momento de expresarlo, nos escuchamos decir: "Está bien, no te preocupes, lo haré", para unos minutos después sentirnos frustrados y victimas del abuso de la otra persona, que una vez más ignora nuestro cansancio, los compromisos que tenemos o nuestro derecho a usar libremente nuestro tiempo… Pero, ¿serán ellos realmente los causantes de nuestro malestar? 

Muchas veces, detrás de la incapacidad de decir "no" se esconde una gran inseguridad, el temor a los conflictos, la búsqueda de aprobación y cariño, la necesidad de ser aceptados en el grupo o una valoración de los demás por encima de la de nosotros mismos.

En gran parte, este conflicto viene de la infancia. La falta de reconocimiento y cariño, la competencia entre hermanos o el ejemplo de una madre sacrificada por otros, pudieran ser algunas de las causas de esta actitud. De aquí surge el empeño por caer bien, el miedo a no cumplir con las expectativas y la idea errónea de que sólo sacrificando nuestras necesidades conseguiremos la valoración por parte de terceros.

A muchas personas les cuesta reconocer sus necesidades y establecer límites, quedando atrapadas en el afán de complacer y adaptarse a los demás, lo que las aleja de sí mismas, dificulta sus relaciones y las deja vulnerables al abuso. Podemos cambiar esta actitud por otra que nos permita abrir y cerrar a voluntad las puertas de nuestra vida afectiva.
Herramientas para 
poder decir "NO"


Sé consciente de lo que haces. Aprende a no dejarte llevar por los demás a la hora de tomar decisiones. Tus puntos de vista y opiniones son tan valiosas como las de los demás. Defiende tus ideas y siéntete capaz de poner límites. ¡El esfuerzo merece la pena!

Conócete a ti mismo. Es importante hacerte algunas preguntas que puedan ayudarte a comprender por qué te cuesta tanto decir que "no". ¿Qué es lo que más temo al dar una negativa? ¿Con qué personas o en qué situaciones me resulta más difícil decirlo? Estoy segura de que al responderlas descubrirás algún recuerdo que te permita superar tu situación.

Exprésate con claridad. Explica la razón por la que das una negativa. No tienes que ser agresivo al momento de expresarte, usa palabras amables, pero sé firme al mismo tiempo. Si es importante para ti, ofrécele alternativas teniendo en cuenta su necesidad.

!Suelta el pasado, no te preocupes por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!

La Pócima Milagrosa

La Pócima Milagrosa
Diariamente somos bombardeados por todo tipo de ofertas comerciales que nos prometen bajar de peso, recuperar la juventud, evitar la calvicie, reducir el estrés, dejar de fumar, superar la depresión… inclusive nos ofrecen adquirir el amor y la felicidad, con sólo tomarnos una pildorita milagrosa. Sin ningún tipo de compromiso o esfuerzo de nuestra parte, sin cambiar nuestra actitud o estilo de vida. 
Será que al final todos nuestros problemas se reducen simplemente a un desequilibrio químico o emocional y que sólo con algunas pastillas, cremas, aguas o polvos mágicos, solucionaremos cualquier problema fácil y rápidamente sin importar lo que sea...
Esto se debe a que muchas personas están en la búsqueda de una pócima mágica, que resuelva como por arte de magia todos sus problemas o necesidades sin la intervención de su voluntad o esfuerzo personal. ¿Crees esto posible?
Yo pienso, y me disculpo por desilusionarlos, que lamentablemente no hay atajos, este tipo de soluciones mágicas no son posibles, la vida es justa y, aunque nos duela oírlo, para bajar de peso, por ejemplo, sólo hay una fórmula: Reducir la comida y hacer mucho ejercicio. Tendremos que hacer un gran esfuerzo diario y continuo, cambiar nuestros viejos hábitos alimenticios, tendremos que fortalecer nuestra voluntad para trabajar y perseverar en el esfuerzo a pesar de que los resultados no sean inmediatos. El daño de tantos años no se puede remediar de un día para otro, tendremos que perseverar hasta hacer del buen comer y el ejercicio un hábito para comenzar a ver los resultados.
De esta misma forma tenemos que afrontar todas las situaciones que deseamos resolver o superar, el trabajo hay que hacerlo.
Trabajemos juntos, para hacer más fácil la convivencia en un mundo lleno de agobios propios de la existencia urbana, de su absurda velocidad, de la soledad, de competencia destructiva y desleal, de los desmanes del consumismo descontrolado, del sálvese quien pueda... Tenemos que rescatar los valores esenciales, buscar a alguien en quien creer, volver a la vida espiritual, al amor desinteresado, al perdón, al dar por el placer de dar, a sonreír, al disfrute de la naturaleza, de la vida en pareja, de la familia y de las cosas simples y esenciales que nos ofrece la vida para recuperar la alegría y las ganas de vivir.

Podemos hacer el trabajo
Acepta lo que no puedes cambiar: Acepta tu realidad, si no la puedes cambiar en este instante, deja de sufrir y pensar que no es justo lo que estás viviendo... Vamos, acepta y pregúntate: ¿Qué puedes hacer para resolverlo?
Cambia lo que esté en tus manos: Identifica tus metas, establece unos objetivos, qué harás primero y qué harás después. Comienza a trabajar, sólo tú puedes hacerlo y nadie lo va a hacer por ti. Con voluntad y constancia lograras bajar y mantener tu peso ideal, cambiar tu situación económica, recuperar tu salud y bienestar. Cambia tus hábitos y rutinas equivocadas, mejora tu actitud pero sin fanatismo... hazlo poco a poco pero sin detenerte y si fracasas, comienza de nuevo sin sentirte culpable.
Desconfía de las soluciones milagrosas: No te dejes manipular, investiga y pide garantías, estudia las posibilidades y recuerda, lo que no hagas por ti mismo nadie lo va a hacer por ti. Usa el discernimiento y no te dejes engañar producto de tu necesidad. Tal vez no sea tan fácil al principio, pero es posible lograrlo. No busques atajos, esfuérzate por conseguir tus propios objetivos. ¡Tú puedes hacerlo!
El destino está en tus manos: El futuro no ha llegado todavía, es una sucesión de momentos presentes. Serán tus decisiones y tu trabajo personal los que forjarán tu vida futura. Recuerda al cantor: "se hace camino al andar". Todo lo que haces el día de hoy transformará tu futuro en una mejor o difícil situación. Eres la causa que más tarde vivirá los efectos producidos por ti mismo.
Trata de ser feliz: Tu vida tiene un propósito y un significado, encuéntralo para que te realices y seas feliz. Relájate un poco, aprende a disfrutar de los aspectos positivos que también tiene tu vida, cultiva a los amigos, acércate y comparte con la familia, acéptate como eres y comienza a valorarte, recuerda de donde vienes, ten expectativas reales. No enfrentes los problemas solo, busca alguien en quien apoyarte, recuerda la fortaleza que te da la presencia de Dios en tu interior y conéctate a ella.
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Segumiento


Invierte en Ti.

Si algun amigo nos dijera que se siente agotado, estresado, con los nervios de punta y al borde de estallar, seguro que le aconsejaríamos que se tome un descanso inmediatamente, que haga un alto en su rutina acelerada, para que pueda relajarse un poco y recuperar el balance y tranquilidad...
Pero ¿por qué es tan fácil sugerirlo a los demás y tan complicado aplicarlo a nuestra propia vida?

Es muy difícil mantener la calma, cuando la lista de cosas por hacer se hace cada vez más grande y nuestro tiempo cada vez más corto... De una u otra forma antes de reventar hay que aflojar un poco, tenemos que darnos tiempo para el descanso, que en verdad no sería un lujo, sino una necesidad.
Si tomaras una pequeña parte del tiempo para ti, y lo usaras exclusivamente para descansar, te sorprenderías de los resultados positivos, en beneficio tuyo, de tu familia e inclusive de tu trabajo. Si nos damos el tiempo de calidad, que necesitamos para recargarnos y serenarnos, podremos tener una mejor perspectiva de las situaciones que vivimos, además seríamos mejores padres, parejas o empleados.
Muchos de nosotros hemos sido enseñados a vivir en función del deber y la obligación sin tomar en consideración la necesidad que experimenta el ser humano de disfrutar de momentos de descanso, para recuperar su energía vital. Estás a tiempo de cambiar tu actitud para suavizarte un poco la vida.
Si quieres ser más efectivo, necesitas incluir tiempo para ti en la lista diaria de cosas por hacer, de manera que se convierta tu descanso en tu prioridad y rutina usual, y aunque siempre tendrás infinidad de compromisos, responsabilidades y cosas urgentes por hacer, debes armarte de valor y determinación, para hacer el espacio necesario para recuperar tu energía, tranquilidad y bienestar.

Qué podemos hacer
1.- Levántate media hora antes todos los días. Así dispondrás de un tiempo sólo para ti, sin que nadie te interrumpa. Utilízalo para hacer un poco de ejercicio, o prepárate una buena taza de café y comienza a leer un libro, o prepárate y disfruta de un rico desayuno con tranquilidad o simplemente mira y disfruta el amanecer; lo importante es no que no llenes ese espacio con deberes, sino que lo utilices para hacer algo que a ti te deleite.
2.- Respeta tu hora de almuerzo. Usa el tiempo del mediodía para hacer un alto en tu actividad y descansar de tu trabajo. Come despacio, disfruta de los alimentos, explora los sabores, relájate y sonríe a la gente que pasa.
El día de hoy proponte sonreír. Tal vez al principio sea una sonrisa forzada por el deseo de experimentar la tranquilidad y el bienestar en tu vida, pero la práctica constante y consciente de ella, te dará en el momento preciso la posibilidad de sonreír de forma espontánea y natural. Además cuando sonríes te liberas, te relajas y recuperas la alegría de vivir.
3- Hazle un cariño a tu cuerpo. ¿Hace cuánto tiempo que no tomas una ducha suficientemente larga con agua tibia sintiendo la relajación y el descanso de tu cuerpo? Puedes masajearte un poco los pies con aceite y luego cubrirlos con unas medias para descansarlos de un día largo de trabajo. Hazte un champú especial o ponte una mascarilla natural en la cara mientras cierras los ojos por un momento y descansas un rato o escápate para disfrutar de un buen corte de pelo.
4- Búscate un pasatiempo. Haz un poco de jardinería. Decide meter las manos en la tierra y ocúpate de arreglar y renovar tus plantas. Empieza a escribir la novela que siempre has querido hacer o aprender japonés. Recuerda que lo más importante es hacer una actividad que disfrutes y te conecte con tus mejores sentimientos.


5- Supérate. Es muy importante que mantengas vivo el deseo de aprender, crecer y superarte. De vez en cuando detén la actividad acelerada y léete un buen libro o inscríbete en un curso para aprender algo que llame tu atención. Siempre podemos incorporar nuevos hábitos y actividades positivas a nuestra vida.
6- Haz una lista especial. Anota todas las cosas que te gusta hacer y que a veces te hacen sentir culpable. Desde leer novelas de amor y comer helados con crema hasta quedarte metido en la cama durmiendo hasta tarde. Todas las semanas escoge algo de la lista y disfrútalo sin complejo.
7- Escápate. Hazlo sólo o con tu pareja para hacer algo divertido o diferente. Puedes ir a las montañas, al mar, o simplemente romper con tu rutina con algo loco. Recuerda dejar olvidado tu celular en casa, para que puedas realmente desconectar tu mente y descansar.
¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa y todo va a estar bien!


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